Para mi la respuesta es clara, sí se aplica mal, no.

El Taylorimo no es un concepto nuevo. Viene de la implementación de la teoría desarrollada por Frederick Winslow Taylor (1856-1915).El aporte fundamental de Taylor está basado en la división del trabajo, la producción en cadena y la eliminación de la autonomía temporal del trabajador.

Su propuesta era dividir el trabajo a realizar en distintas tareas para aumentar la productividad, realizar estas acciones en cadena, para tener mejores resultados empresariales y por último, controlar de forma eficiente el tiempo de realización de cada fase, para buscar la mayor rentabilidad. Hoy en día, aún algunas fábricas que no han evolucionado, funcionan así:

  1. Analizando el trabajo des de solo la vertiente cuantitativa.
  2. Seleccionando y formando al personal solo para realizar actividades limitadas, logrando su especialización.

Las ventajas de esta propuesta eran:

  1. Aumento de la productividad de la mano de obra.
  2. Mayor control sobre los procesos productivos.
  3. Más eficiencia en los procesos de producción, que llevaba a mayores benéficos empresariales.

Pero también tenía desventajas como:

  1. Alto desgaste de los trabajadores.
  2. Baja motivación por la monotonía de las tareas.
  3. Deficiente relación entre los empleados y ausencia de cultura organizacional.

Aunque estos conceptos parecían medio olvidados por la mejora de las condiciones laborales, con la aparición y el mal uso de la inteligencia artificial, parece que hemos dado un paso atrás y por eso ha aparecido el concepto del Taylorismo Digital.  

Cuando la atribución de tareas, la evaluación de desempeño, la toma de decisiones durante la ejecución de procesos de producción y despedir a alguien depende de un algoritmo, demuestra que el factor humano ha dejado de importar.

Una de las primeras señales de alerta acerca de estos desarrollos provino de un artículo de los periodistas Jodi Kantor y David Streitfeld publicado en The New York Times en agosto de 2015, donde se criticaba el funcionamiento de Amazon. Según los autores, el sistema instaurado por la empresa alentaba la competencia desleal entre trabajadores y era implacable y cruel con las personas que estaban en dificultades, ya sea por haber contraído alguna enfermedad o por atravesar problemas personales. Y es fácil encontrar noticias relacionadas en cualquier medio.

Realmente no hay nada malo en poner cámaras, sensores, gps y controlar la trazabilidad de las tareas de un trabajador. Las opciones que nos ofrecen la tecnología, la digitalización y sus correspondientes vertientes (como la automatización, la robotización o la inteligencia artificial) nos invitan mejorar.

Pero tenemos que tomar una decisión, la mejora de la producción debe provenir de

  1. Convertir al humano en una máquina, comandada por un algoritmo.
  2. Invertir en el ser humano mejorando su capacidad de aprendizaje, de desarrollo y de dar valor a sus acciones.

Sin el sentido común, sin valorar a la persona, la medición constante y análisis de un trabador, se convierte solo en presión. Presión que quizás sí consigue un aumento de rendimiento a corto plazo, pero que no vincula al empleado, ni crea una relación sana. Espero y deseo que las empresas que utilizan mal las innovaciones cambien, y que se den cuenta, que las personas, son sus clientes y que no se puede sobrevivir en el mercado, sin tratarlos adecuadamente.

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