El aumento de las dimisiones

El aumento de las dimisiones

En cualquier momento un trabajador puede romper la relación laboral que mantiene con la empresa, sin necesidad de justificar el motivo. Da igual que se haya firmado un contrato indefinido, temporal, de prácticas, o de cualquier otro tipo. Si su deseo es dejar voluntariamente el trabajo, podrá hacerlo comunicándolo a la empresa. Eso sí, siempre debe ser una decisión libre del trabajador, no impuesta por el empresario.

La baja voluntaria tiene como consecuencias:

  • Perder el derecho a la indemnización de la empresa por extinción del contrato laboral.
  • Perder el derecho a solicitar la prestación por desempleo.
  • Pagar a la empresa por daños y perjuicios si no se respetan los plazos de preaviso.

Aunque la ley permite presentar la baja de forma escrita o verbal y los jueces ha llegado a admitir las comunicaciones por medios electrónicos, siempre es recomendable hacerlo por escrito, por duplicado, entregando una copia a la empresa y quedándose el trabajador con la otra copia sellada por la empresa. En el caso de que la empresa no quiera sellar la comunicación, el trabajador puede enviarla mediante burofax.
Hasta aquí, nada nuevo.


Este 2022, en España han aparecido indicios de la llega del fenómeno llamado “La Gran renuncia”. Durante todo el año 2021 el número de dimisiones fue creciendo paulatinamente, pero desde que comenzó 2022 el aumento ha sido exponencial, llegando en marzo de 2022 a un máximo histórico.
Los más románticos creen que esta situación viene provocada porque la pandemia hizo reflexionar a millones de trabajadores sobre la compatibilidad de su vida personal y laboral, haciéndoles considerar realizar un cambio en sus vidas y eso con frecuencia implica un giro en sus carreras. Esta idea implica asumir que muchos empleados han decidido tomar las riendas de su vida renunciando al empleo que les mantenía infelices.


Aunque la realidad indica que en Estados Unidos, país donde se inició este movimiento, des de 2010, el número de dimisiones ha aumentado año a año, con el motivo principal de querer conseguir un menor empleo. Como es un país con una situación cercana al pleno empleo, esto incita a los trabajadores a buscar oportunidades mejores sin el miedo de mantenerse en el paro por largos periodos de tiempo. Por lo tanto, la pandemia podría haber acelerado el proceso, pero no sería el motivo principal

En España, la inflación post pandemia ha ayudado a este movimiento que sobre todo afecta a algunos sectores como la construcción, la agricultura, el transporte o la hostelería. Donde se acusa a los empresarios de no ofrecer unos salarios adecuados y no respetar los derechos laborales.
También hay otro factor, cuando las cosas van mal, la gente se agarra a su puesto de trabajo, pero en épocas expansivas, como ahora, se produce un repunte alto de renuncias, porque hay menor riesgo de quedarse en paro. Además, el FMI apunta que los trabajadores han contado con colchón durante los últimos meses para retrasar su vuelta al trabajo o permitirse un cambio de posición gracias a las ayudas de la administración pública.

El problema de base es el desajuste entre los trabajos disponibles y los deseados.

Más de la mitad de los españoles están desmotivados en su trabajo, pero no lo dejan, según un informe de la Guía Hays. El 77% de los encuestados asegura que cambiaría de empleo si pudiera, y el 68% de ellos confiesa que está buscando otro trabajo de forma activa. ¿El motivo? encontrar un salario mejor. Y, ojo, el 32% de los españoles esgrimen la salud mental como principal causa que les impulsa a abandonar su empleo.
Al mismo tiempo, muchas empresas del mercado español están sufriendo la falta de trabajadores para sus puestos. Según la oficina de estadística europea (Eurostat), a finales del pasado año y en este primer trimestre, casi un 1% de los puestos que se ofrecen no pueden cubrirse por no encontrar los empleados para ello. Hablamos de más de 109.000 vacantes en un país que tiene tres millones de desempleados registrados.

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“Despide rápido, contrata lento”

“Despide rápido, contrata lento”

Esta es una de las frases de moda en el mundo de los negocios. Las sentencias extremistas como esta siempre se tienen que saber entender, porque están llenas de matices. Lo que sí está claro, es que es mejor que su alternativa “contrata rápido y despide lento”.

Encontrar y tener el personal adecuado es uno de los temas que más afecta a las empresas, en muchas organizaciones hay demasiada rotación de personal.

Reclutar de forma incorrecta, es una importante ineficacia. Al costo directo del reclutamiento hay que agregarle los múltiples costos colaterales: costos en el desajuste del equipo, costos en el proceso de entrenamiento, costos de estabilidad en los subordinados, costos en la imagen de marca, en fin, una enorme cantidad de tiempo y dinero perdido, todo para volver a empezar.

Estoy muy a favor de contratar lento.  Esto supone poner en práctica buenas formas de proceder como:

• Redactar un perfil detallado de lo que esperas de esa incorporación. Hay que expresar claramente las funciones y atribuciones, además de las competencias, el perfil profesional y experiencia que debe tener la persona que ocupará el puesto laboral.

• Escoger los medios de difusión de la oferta adecuados. La falta de presupuesto es el principal motivo de errar en este punto.

• Si no se reciben los suficientes candidatos, quizás se tiene que redefinir la oferta.  Tienes que asegurarte de tener suficientes candidatos para elegir a la persona correcta.

• Hay que mantener la comunicación, tanto por correo electrónico, como vía telefónica, con los posibles candidatos. Ello da seriedad al proceso y sirve también para establecer confianza en el mismo.

• Utiliza el filtrado. Aprovecha el proceso de lectura de las solicitudes de empleo para conseguir información valiosa sobre los sueldos que paga la competencia y las prácticas de contratación existentes. Elimina de la búsqueda a aquellos que «no pasan» el filtro de sus objetivos y habilidades requeridas.

• El siguiente paso obligado es una entrevista laboral. La importancia de la entrevista de trabajo radica en la oportunidad que tiene el contratante de constatar y escuchar personalmente toda la información proporcionada por el candidato en el currículum, además de conocer los rasgos inherentes a su apariencia y su personalidad. Si percibes a la persona como un buen candidato(a) entonces puedes hablar sobre las condiciones laborales y salariales. Este punto es muy importante a fin de evitar malentendidos posteriores y sobre todo para que puedas estar seguro de que la persona entiende y acepta las condiciones del trabajo.

• Realiza las pruebas prácticas y psicométricas necesarias. Dependiendo del tipo de trabajo a realizar, en muchos casos es indispensable realizar pruebas prácticas.

• Verifica las referencias laborales y las acreditaciones de estudios. Vale la pena ser precavido con las personas cuyos antecedentes parecen «demasiado buenos para ser verdaderos»

Pero aquí no termina la historia, una vez se prosigue a la contratación:

• Sigue la adaptación del candidato. En esta fase deben explicitarse tanto la funciones y atribuciones que corresponden a la persona seleccionada, para que sea consciente del desempeño que se desea obtener de ella, así como para que esté orientada o no perdida y, a ser posible, comprometida en asumir las responsabilidades laborales dentro de la organización.

Y más adelante la fase de seguimiento y capacitación:

• La labor de cada trabajador debe ser evaluada con cierta periodicidad, para conocer las necesidades y mejorar la productividad. Para ello, también es importante que el trabajador tenga sus capacidades definidas de su labor, así como también de su proceso de formación y de su satisfacción laboral.

Volviendo al título del artículo, no significa que debamos despedir a los trabajadores en cuanto se nos pase por la cabeza que no nos valen. Pero si este pensamiento empieza a ser recurrente lo ideal es reflexionar sobre los pros y los contras de mantener al empleado y, una vez tengamos claro que no hay marcha atrás, proceder al despido lo más rápido posible.

En todas las empresas hay el mismo problema. A nadie le gusta despedir. Es sin duda una de las tareas más ingratas. El problema es que, salvo casos de fuerza mayor, la mayoría de las veces al despido se le da muchas más vueltas y toma mucho mayor tiempo que reclutar.

Hay tres preguntas que marcan el camino que se debe seguir con el empleado:

1 ¿Cómo son sus resultados?

Los datos no mienten. Si el trabajo ha empeorado o no mejora debes plantearte que no es el perfil adecuado para el puesto.

2 ¿Quién está haciendo su trabajo?

Muchas veces, por el simple hecho de no crear una situación tensa, alguien asume el trabajo que la persona no es capaz de hacerlo correctamente.

3 ¿Sus acciones reflejan los valores de la empresa?

Puede que una persona haga bien su trabajo e, incluso te caiga bien (o no te caiga mal), pero detectes que no está siendo justa con sus compañeros, cruza líneas rojas de actitud, provoca problemas innecesariamente, etc…

Se tiene que despedir cuando la organización tiene evidencias de contar con un desajuste entre el talento que necesita y el personal con el que cuenta, habiendo superado el proceso de adaptación.

Si no se procede al cese del trabajador, se puede producir otro mal hábito que es conformarse con el que se tiene, ya que “no es tan malo”.

La complejidad que vive el mercado de talento actual obliga a dar valor al proceso de contratación. 

La importancia de tener un buen Currículum Vitae

La importancia de tener un buen Currículum Vitae

Muchas personas presentan muchos currículum en mano o vía online, pero no son llamadas para una entrevista. ¿Quiere esto decir que tienen un mal perfil profesional? No necesariamente, el fallo suele estar en que el CV presentado no es el más adecuado para la oferta laboral que les interesa.

Contar con un buen Currículum Vitae es fundamental a la hora de buscar un nuevo empleo o mejores oportunidades laborales, dado a que es la tarjeta de presentación y primer contacto entre el empleador y tú. Es la primera y única comunicación inmediata con un posible contratante.


Tu Curriculum Vitae es la primera oportunidad que tienes para dar una buena impresión durante tu búsqueda de empleo. Un CV bien hecho aumentará considerablemente tus oportunidades de conseguir una entrevista de trabajo.


Podrías ser el aspirante mejor capacitado y más conveniente para un puesto, pero si su currículum está divagando, desordenado y no sobresale tus habilidades clave, entonces posiblemente serás pasado por desapercibido.
Debido a la gran cantidad de currículums que llegan a las empresas en busca de candidaturas para cubrir un puesto de trabajo un técnico/a de Recursos Humanos no dedica más de dos o tres minutos a revisar cada currículum. Solo aquellos que llamen su atención merecerán una lectura más detallada
Un fallo de forma o de contenido puede hacerte perder credibilidad al instante, por ello a la hora de redactar un currículum es importante prestar atención a los siguientes aspectos: que sea breve y agradable, síntesis y claridad en el texto, elige una fuente profesional, lenguaje sencillo y frases cortas, presenta los datos en un orden lógico, juega con tus puntos fuertes, usa viñetas, y por último y no menos importante, destaca lo relevante según la oferta.

Toma nota de estas pautas:
• Ten en cuenta el puesto al que vas a optar. Si tienes diferentes formaciones o experiencias, remarca en ese CV lo que requiera ese puesto y valora si vale la pena añadir información relevante que aumente tus posibilidades.
• No debe ser muy extenso. Si estás enviando tu currículum a distintas ofertas laborales que no tienen nada en común, puedes hacer diferentes CV adaptados a los distintos sectores a los que te diriges. Ten en cuenta que lo ideal es presentar una hoja o dos como máximo, salvo excepciones. Muchos CV son descartados por la extensión y la poca claridad que tienen.
• Selecciona un diseño que impacte. La plantilla también es importante y debe ser clara. Puedes diseñarla tú mismo o escoger diferentes opciones que podrás encontrar en internet.
• El lenguaje es fundamental. Debes escoger un lenguaje explicativo, sencillo y claro. Lo ideal es detallar tu puesto de trabajo, lo que has hecho en él y el valor que aportas.
• Diseña los apartados de forma eficaz. Es importante que tengas claro lo que vas a añadir en el currículum. Por ejemplo, experiencia, formación, otros estudios, datos personales, otros datos de interés. Lo importante es determinar los apartados que quieres mostrar y destacar lo más importante.

Buscar empleo es una tarea que requiere tiempo y dedicación. Cuanto mejor elaborado esté tu CV y más se adapte a lo que busca la empresa en la que te interesa trabajar, más fácil será que te llamen para una entrevista. Recuerda que sólo hay una oportunidad para crear una primera impresión

Despedido por un algoritmo

Despedido por un algoritmo

Piense por un momento en si usted ocuparía el mismo puesto de trabajo que tiene si se hubiera utilizado un algoritmo para contratarle.

La automatización y digitalización de procesos en el trabajo puede simplificar muchas tareas, pero también tener consecuencias para los empleados. El verdadero cambio derivado de ello es que las máquinas están empezando a ser utilizadas para tomar decisiones.

En las últimas semanas, ha habido mucha polémica, por los casos de exempleados de Amazon que afirman haber sido despedidos de la empresa, después de recibir un correo automatizado, generado por algoritmos, indicando que ya no estaban haciendo su trabajo correctamente.

A nadie se le escapa, qué en un futuro próximo, muchos de los trabajos que ahora realizamos los harán robots, pero parece que la idea que los robots decidan si continuamos con nuestros trabajos actuales, está costando más de asumir.

En principio este sistema estaba diseñado para analizar el trabajo de los repartidores y crear opciones de mejora. Pero al final se ha convertido en una herramienta de medición de rendimiento y desempeño. El Big Data, los algoritmos y la inteligencia artificial permiten actualmente que el empresario procese mucha más información de los empleados.

Personalmente no creo que aún a día de hoy exista la posibilidad de evaluar automáticamente a un trabajador por su valor añadido, por su parte intangible, como puede ser el compromiso, su capacidad de evolución, la empatía, etc… Cómo va un algoritmo a detectar cuando un compañero ofrece una sonrisa sincera de buenos días, mantiene una conversación de apoyo en un momento difícil, felicita el cumpleaños o reconoce el esfuerzo de otra persona.

El problema es que al final, para posiciones laborales que realizan tareas mecánicas o repetitivas, el rendimiento es algo diferencial y que puede hacer que una compañía tenga ventajas competitivas y, por lo tanto, mejores resultados.

Hay un movimiento de pensamiento que proponen algo que parece lógico: el derecho del trabajador pueda solicitar que la decisión de un algoritmo sea revisada por humanos, pero un algoritmo siempre tomará la decisión lógica, de acuerdo con los criterios con los que hay sido programado, en cualquier caso, su decisión será igual de justa o injusta para todos. Y aunque pudiesen cometer errores, su coste sería mucho menor respecto a contratar personas para revisar estos casos.

La gestión de personas mediante algoritmos se está extendiendo y cada vez se utilizan más datos de fuentes diferentes en los procesos relacionados con los recursos humanos. Todo el tiempo vamos dejando un rastro de datos detrás nuestro que abarcan desde nuestros perfiles en las redes sociales, likes y publicaciones, hasta las llamadas telefónicas a los servicios de atención al cliente, las visitas al médico, el uso del GPS o las retiradas de efectivo en el banco.

Existen herramientas para medir en atención telefónica el tono de la voz y el estado de ánimo de los clientes y los trabajadores. O por ejemplo a través de dispositivos (como sería una pulsera Fitbit) se puede la salud y actividad física con el supuesto objetivo de convertirse en una empresa saludable, pero que pueda servir para relegar a trabajadores con riesgo de tener bajas. También se puede controlar los empleados en entornos productivos y analizar cualquier movimiento que realicen con las manos o los brazos para medir su eficacia.

El escenario tan supuestamente molesto, donde pasaba el jefe o el responsable un par de veces cada hora para ver si realmente el empleado estaba realmente trabajando, al final, no era nada comparado, con el futuro que nos espera.

Ser agradecido en el trabajo

Ser agradecido en el trabajo

Cuando somos pequeños nos insisten mucho en que la digamos “gracias”. De hecho a mí me decían que si me ofrecían algo, por ejemplo un zumo, lo rechazara y además diese las gracias. Ser agradecido con quien es amable, con quien te ayuda, te da un presente, etc. Es una de las primera normas de cortesía que todos interiorizamos, pero que con los años, olvidamos. “Gracias” es una palabra muy poderosa y en nuestro día a día, con los deberes y las obligaciones laborales, quizás no la utilizamos lo suficiente.

Nadie duda de que a todos nos gusta que se reconozca nuestro trabajo, sentirnos valorados por nuestras capacidades e implicación. Un simple gesto de agradecimiento por parte de compañeros y superiores va a ser un factor motivador de gran importancia. Esas actitudes van a dar lugar a ambientes laborales más humanos y proclives a relaciones más flexibles y de confianza en el entorno laboral. Es difícil imaginar que un equipo de trabajo pueda obtener los mejores resultados sin un ambiente de confianza y respeto entre sus integrantes. Y es que aparte del salario económico, en una empresa, también existe lo que se llama el salario emocional.

Y es que el problema, la ausencia de este buen hacer, dará lugar a ambientes laborales tóxicos, en los que las envidias y rencillas van a estar a la orden del día. Probablemente todos hemos tenido alguna desagradable experiencia de este tipo.

A la hora de dar las gracias, también es importante cómo se dan. No se puede ser agradecido con desgana, dándolas sin convencimiento y verdad, porque esto se nota y pierde todo efecto. Por lo tanto, te dejo unos consejos, por si a partir de ahora, decides practicar más el ejercicio de ser agradecido:

  1. Enfoca tu gratitud en lo que el empleado realmente hizo. En lugar de decirle “gracias por tu buen trabajo” sería más efectivo decir algo como “Gracias por quedarte hasta tarde; tu dedicación hace que la empresa crezca”.
  2. Si no lo sientes, no lo digas. Tus compañeros sabrán inmediatamente si el “gracias” fue o no sincero. Hacerlo debe ser un acto que venga del corazón, de lo contrario, no funcionará.
  3. De la misma manera, no muestres agradecimiento cuando no se merece. Si vas por el mundo agradeciendo a cualquiera no significará mucho cuando realmente valga la pena.
  4. Recuerda que para esto también sirven las redes sociales. Agradece públicamente (desde tu cuenta personal o desde la de la marca) a los compañeros mencionándolos en Twitter y Facebook y hazles saber por qué los aprecias. Puedes instituir algo así como el «empleado de la semana», donde nombres una persona, su logro y tu agradecimiento. Ellos valorarán que agradezcas su esfuerzo y que, además, se lo hagas saber a los demás.
  5. Utiliza el lenguaje no verbal: cuando puedas hazlo de manera presencial, con contacto ocular y en un momento de tranquilidad. Los mensajes, correos electrónicos o llamadas hacen a los agradecimientos más pobres y menos humanos.
  6. Presta atención y escucha. Uno de los principales propósitos de dar las gracias a los compañeros de trabajo es mostrarles que los aprecias. Y no hay mejor manera de mostrarles tu aprecio que escuchando sus ideas, sueños y su retroalimentación. La próxima vez que tengas una reunión o una conversación con alguien de tu equipo, haz el esfuerzo de escucharlo con atención.
  7. No solo te fijes, en la gente más cercana, ten en cuenta la gente del staff, los auxiliares, etc. Por ejemplo los de la limpieza, los del comedor, los mensajeros, ellos también colaboran en el éxito de la empresa y se merecen tu reconocimiento.

La autoridad en el trabajo

La autoridad en el trabajo

Tenemos un pasado cercano en que lo que día un padre, un profesor o un cura, se hacía sin discusión. Eran referencias de autoridad muy claras para la sociedad. ¡Lo mismo pasaba con un jefe! A nadie se le ocurría llevarle la contraria. A día de hoy, la realidad es bien distinta, el mundo ha cambiado.

Antes se mandaba al empleado, básicamente porque la persona obedecía y porque no se valoraba al individuo. Obviamente en aquella situación, era más sencillo tener una posición de poder. Hoy, en cambio, es impensable saber dirigir (que no mandar) a las personas.

Cuando se dirige, se puede optar por dos estrategias, la de la autoridad o la de la persuasión. Y un líder tiene que ser capaz de ejecutar ambas.

Un jefe que prefiera persuadir, no es menos fuerte, ni menos exigente, ya que son condiciones naturales a la función de un líder efectivo. En la mayoría de las ocasiones es liderazgo se debería basar en la persuasión: convencer a los subordinados de que hay que actuar de tal manera. La persona rinde más cuando está convencido de lo que hace.  En la persuasión se produce un intercambio de ideas: el líder expone o vende sus objetivos, trata de convencer, pero tiene en cuenta la opinión de sus colaboradores.

Eso no quiere decir, que cuando un equipo o un trabajador, rechace las propuestas del líder, no cumpla las normas, provoque problemas, etc… no se tenga que utilizar la autoridad y hacerlo con determinación. Y cuando eso ocurre, el líder debe imponer su autoridad aunque sea impopular.

El ejercicio de la autoridad no debe pecar ni por exceso ni por defecto, sino que debe encontrar un punto medio. Un punto medio que debe conjugar su estilo de mando, lo que quiere la compañía y los empleados, y el propio carácter de la persona. Se alcanza un estilo de autoridad equilibrado trabajando en equipo y dando a cada uno el espacio que necesita, así como detectando cuál es el potencial de los empleados y sabiendo cómo desarrollarlo.

El líder tiene derecho a exigir, a dar órdenes, etc., lo que no tiene derecho bajo ningún concepto es a abusar de las personas, a avasallarlas, a humillarlas.

Dar un puñetazo en la mesa acompañado de palabras fuertes siempre que se discute un asunto o dejar que un conflicto discurra como si nada pasase sin mover un dedo, son dos posturas nada beneficiosas para la empresa y para el equipo de persones, porque estar en alguno de los dos extremos, no aporta nada positivo.

Ganarse el respeto y el reconocimiento de sus colaboradores es en sí mismo un reto. La autoridad personal se cimenta a base de:

  1. Liderar respetando a las personas, sin traicionarse en la dificultad, sin romper el equipo con decisiones erráticas, sin esconderse, siendo un referente…
  2. Se hace fundamental mantener el sentido del humor en la adversidad y la humildad para seguir aprendiendo.
  3. Crear condiciones para la colaboración. Se debe actuar con humildad y siendo consciente de que el éxito reside en la capacidad de los equipos, y no en las individualidades
  4. Defender el amor por el trabajo bien hecho.
  5. Tomar decisiones cuando otros no deben o no son capaces de hacerlo.
  6. Conservar altos niveles de energía i tener una alta dosis de consistencia personal.

Lo que verdaderamente arrastra y genera compromiso es la integridad, justicia y coherencia de la persona que ejerce la autoridad.

Y por último, una frase para la reflexión:

«Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe, cuando su trabajo está hecho y su meta cumplida, ellos dirán: Lo hicimos nosotros». Lao Tzu, filósofo chino.

Consejos para empezar bien en un nuevo empleo

Consejos para empezar bien en un nuevo empleo

Comenzar un nuevo empleo siempre es una aventura emocionante. Sin embargo, debes tener presente que tu comportamiento en los primeros días en la oficina determinará qué tipo de imagen como empleado generarás en tu jefe y nuevos compañeros de trabajo. Es importantre tener un buen aterrizaje dentro de la nueva empresa, algo que no siempre ocurre y a lo que hay que prestar extrema atención. Para ayudarte a superar con éxito este periodo de adaptación, te animamos a seguir estos consejos:

La realidad es que los recién llegados no son recibidos siempre en el equipo con flores y los brazos abiertos. Si hay mucho que hacer, el nuevo representa una carga porque primero tiene que integrarse. Habla con tu jefe sobre los primeros días: infórmate sobre el proceso de integración y pide material para poder prepararte
Dedica tiempo a conocer la cultura de la empresa, la normativa por la que se rigen y la metodología de trabajo establecida.
Tómate tu tiempo para ir introduciendo cambios. Si tu puesto es de responsabilidad y quieres plantear cambios, hazlo de forma paulatina, teniendo en cuenta la cultura empresarial y la opinión del resto de trabajadores.
No hables más de la cuenta sobre tu antiguo trabajo. Sea para bien o para mal, no es recomendable hablar demasiado sobre tus antiguos jefes y compañeros, así como desvelar datos relevantes de tu antigua empresa.
Haz preguntas. Es mejor preguntar primero cómo hacer algo, antes que hacerlo por tu cuenta y cometer un error. Sin embargo, antes de pedir ayuda a un compañero, asegúrate de buscar una solución previamente.
No llegues tarde. La puntualidad será de los rasgos más apreciados por tu jefe. Si bien todos podemos tener algún inconveniente, intenta llegar en hora al menos durante la primera semana.
No te vistas inapropiadamente. Vístete formalmente y acorde con los estándares de la compañía.
Recuerda los nombres de tus compañeros y jefes. Hazte un esquema de la oficina y ubica a cada persona en tu plano con su respectivo nombre.
Escucha, escucha, escucha. Los primeros días en tu nuevo trabajo deberás escuchar y aprender más que hablar y participar. Haz notas de toda la nueva información que recibas así hará tu trabajo mucho más fácil en el futuro.
Observa rápido, juzga despacio. No hagas juicios apresurados sobre las personas que te rodean o situaciones.
Te resultará más sencillo integrarte en el equipo de trabajo si participas en los actos sociales de la empresa, sean oficiales o no. Compartir el momento del desayuno, ir a las comidas de empresa, etc
Si te ves abrumado por la cantidad de información nueva que debes conocer, por ejemplo, sobre la política interna, informes antiguos o proyectos que debes de tomar como referencia, no es mala idea que, durante unos días, llegues un poco antes a la oficina para dedicarle tiempo a esas lecturas, mientras te tomas un café.
Puede que tu nuevo empleo no sea el trabajo de tu vida, no esté bien pagado y no te llene como quieres, pero debes valorar la suerte de tener la oportunidad de trabajar, ganar dinero, desarrollarte profesional y personalmente, conocer gente, aumentar tu red de contactos, ampliar tu currículum y adquirir experiencia. Pensar en eso seguro que te ayuda a prepararte para tu nuevo empleo.

  • La realidad es que los recién llegados no son recibidos siempre en el equipo con flores y los brazos abiertos. Si hay mucho que hacer, el nuevo representa una carga porque primero tiene que integrarse. Habla con tu jefe sobre los primeros días: infórmate sobre el proceso de integración y pide material para poder prepararte.
  • Dedica tiempo a conocer la cultura de la empresa, la normativa por la que se rigen y la metodología de trabajo establecida.
  • Tómate tu tiempo para ir introduciendo cambios. Si tu puesto es de responsabilidad y quieres plantear cambios, hazlo de forma paulatina, teniendo en cuenta la cultura empresarial y la opinión del resto de trabajadores.
  • No hables más de la cuenta sobre tu antiguo trabajo. Sea para bien o para mal, no es recomendable hablar demasiado sobre tus antiguos jefes y compañeros, así como desvelar datos relevantes de tu antigua empresa.
  • Haz preguntas. Es mejor preguntar primero cómo hacer algo, antes que hacerlo por tu cuenta y cometer un error. Sin embargo, antes de pedir ayuda a un compañero, asegúrate de buscar una solución previamente.
  • No llegues tarde. La puntualidad será de los rasgos más apreciados por tu jefe. Si bien todos podemos tener algún inconveniente, intenta llegar en hora al menos durante la primera semana.
  • No te vistas inapropiadamente. Vístete formalmente y acorde con los estándares de la compañía.
  • Recuerda los nombres de tus compañeros y jefes. Hazte un esquema de la oficina y ubica a cada persona en tu plano con su respectivo nombre.
  • Escucha, escucha, escucha. Los primeros días en tu nuevo trabajo deberás escuchar y aprender más que hablar y participar. Haz notas de toda la nueva información que recibas así hará tu trabajo mucho más fácil en el futuro.
  • Observa rápido, juzga despacio. No hagas juicios apresurados sobre las personas que te rodean o situaciones.
  • Te resultará más sencillo integrarte en el equipo de trabajo si participas en los actos sociales de la empresa, sean oficiales o no. Compartir el momento del desayuno, ir a las comidas de empresa, etc…
  • Si te ves abrumado por la cantidad de información nueva que debes conocer, por ejemplo, sobre la política interna, informes antiguos o proyectos que debes de tomar como referencia, no es mala idea que, durante unos días, llegues un poco antes a la oficina para dedicarle tiempo a esas lecturas, mientras te tomas un café.
  • Puede que tu nuevo empleo no sea el trabajo de tu vida, no esté bien pagado y no te llene como quieres, pero debes valorar la suerte de tener la oportunidad de trabajar, ganar dinero, desarrollarte profesional y personalmente, conocer gente, aumentar tu red de contactos, ampliar tu currículum y adquirir experiencia. Pensar en eso seguro que te ayuda a prepararte para tu nuevo empleo.

Por último recuerda que que todos hemos sido los “nuevos” en alguna ocasión y demuéstrale a tu jefe que ha tomado la decisión correcta al contratarte.

El liderazgo se demuestra en los momentos de crisis

El liderazgo se demuestra en los momentos de crisis

Vivimos una realidad laboral con una economía incierta, en un mercado  extremadamente competido, con clientes exigentes y sumamente informados y por si fuera poco, implantando tecnologías que cambian a toda velocidad. Además, ahora en 2020, el Coronavirus.

Las crisis son situaciones usualmente inesperadas que alteran el funcionamiento normal de una empresa, y pueden amenazar la imagen de la organización, las relaciones internas o externas y suponer una entre grave amenaza para sus objetivos estratégicos  y hasta para la a sostenibilidad del proyecto empresarial. Estas condiciones, requieren medidas inmediatas y efectivas para evitar o moderar los daños, e intentar revertirlos en una oportunidad para el crecimiento y transformación laboral.

El liderazgo en tiempos de crisis resulta clave para mantener la calma entre empleados, clientes y socios empresariales. En los malos momentos es cuando el líder debe preguntarse qué hay que hacer y qué le conviene a la empresa.

Hay 4 áreas de acción, en las que el líder no puede flaquear:

1. Establecer la dirección estratégica de la empresa (visión). Es importante establecer hacia donde se dirige la empresa y fijar las metas de forma específica, medible, accesible, orientadas a resultados y con tiempo definido y traspasarlas a toda la organización para que trabaje en ellas.

2. Asegurar el compromiso de todas las áreas de la firma para seguir con determinación la estrategia seleccionada. Es imprescindible dejar claro que el líder, va a hacer lo propio y va a liderar a todos, a solicitarles la implicación en el proyecto y va a ofrecer la ayuda para crecer personal y profesionalmente.

3. Ejecución de los planes. Todo grupo funciona de acuerdo a reglas, escritas o no.  Si el líder no las establece, alguien lo hará por él. Por lo tanto, estas deben ser claras y  ser comunicadas a todos los interesados. Para enfrentar la situación, el líder debe informarse sobre el acontecer del entorno (tanto interno como externo), interpretar la información y ejecutar un plan de acción a partir del potencial latente en la organización.

4. Mantener un comportamiento que permanentemente que sea ejemplar para el resto de la organización.

La cualidad más básica que debe tener un líder es la integridad. El líder que siempre honra su palabra, logra ganarse la confianza del equipo que maneja y establecer buenas relaciones sociales y laborales.

En el momento que un líder se ve envuelto en un acto no ético o en un problema de integridad, pierde la confianza de sus seguidores.

Y para estar preparado para futuras situaciones de crisis, existen cuatro habilidades que se pueden trabajar, que ayudaran a cualquier líder:

1.   Adaptabilidad. La adaptación laboral requiere modificar nuestros patrones de comportamiento con inteligencia, astucia y control para ajustarnos a cambios internos o externos de nuestro entorno para así poder fluir entre las situaciones más difíciles.

2.   Empatía. La empatía es fundamental para construir el compromiso, la motivación y la colaboración entre el personal. Promueve el respeto, el apoyo y favorece a los vínculos interpersonales.

3.   Comunicación. La comunicación clara, concisa, honesta y congruente brinda la seguridad y la transparencia necesaria para definir el campo de acción y establecer una hoja de ruta.

4.   Persuasión. La persuasión, que no manipulación, es el arte de guiar a otros hacia la adopción de ideas, actitudes o acciones que consideras que son beneficiosas para ellos. Es lograr ganarse a los otros en una discusión: no se trata de vencerlos, sino de llevarlos a tu terreno.

El estrés laboral

El estrés laboral

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como un conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción. ¿El estrés siempre malo?
Pues veamos,


El Estrés laboral positivo
Se refiere a cuando la respuesta de estrés se produce de una forma adaptativa, las consecuencias de tal respuesta no perjudican la salud integral del sujeto y su duración se acopla a la duración del estímulo estresor, por ejemplo, la respuesta de estrés que se desencadena durante el primer día de trabajo es adaptativa (estrés positivo) porque implica estar alerta para atender a los nuevos estímulos (tareas, jefes, compañeros, procedimiento de la empresa, etc.).


Estrés laboral negativo
Cuando la respuesta no es adaptativa, no se reduce con el paso del tiempo y comienza a interferir en la salud del trabajador (aparecen problemas de insomnio, taquicardia, ansiedad, depresión, entre otros) se trataría de un caso de estrés laboral negativo y se debería tomar medidas al respecto
El estrés negativo relacionado con el trabajo se describe como una serie de reacciones físicas y psicológicas que ocurren cuando los trabajadores deben hacer frente a exigencias ocupacionales, que no se corresponden con sus conocimientos, destrezas o habilidades.

¿Qué lo produce?
En general, los estresores laborales serian:

  1. Carga de trabajo. Esto puede incluir trabajar muchas horas, tener poco descansos o manejar una carga de trabajo muy pesada.
  2. Funciones en el trabajo. Puede sentir estrés si no tiene un papel definido en el trabajo, si tiene demasiadas funciones o si tiene que responder a más de una persona.
  3. Condiciones laborales. Un trabajo que es físicamente extenuante o peligroso puede ser estresante. También lo puede ser trabajar en un empleo que lo expone a ruidos fuertes, contaminación o químicos tóxicos. O bien si carece de organización o si tiene políticas que no ayudan a conciliar la vida laboral con la familiar.
  4. Problemas con otras personas. Los problemas con su jefe o sus compañeros de trabajo son fuentes comunes de estrés.
  5. Miedo por su futuro. Usted puede sentir estrés si está preocupado por despidos o si no está avanzando en su carrera.

¿Cómo se puede prevenir o reducir?
Existen muchas maneras en las que puede aprender a manejar el estrés laboral:

  1. Si se está sintiendo estresado o enojado en el trabajo, tómese un descanso. Incluso un descanso breve puede ayudar a refrescar su mente. Dé una caminata breve o coma un refrigerio saludable. Si no puede abandonar su zona de trabajo, cierre los ojos por unos momentos y respire profundamente.
  2. Administre su uso de tecnología. Los teléfonos celulares y el correo electrónico pueden hacer que sea difícil desconectarse del trabajo. Póngase ciertos límites, como apagar sus dispositivos durante la cena o luego de cierta hora de la noche.
  3. Organícese. Comience todos los días por crear una lista de pendientes. Califique estas tareas en orden de importancia y resuélvalas de arriba hacia abajo.
  4. Recuerde las tareas logradas y no en las pendientes, tener presente los objetivos cumplidos, ofrece un nuevo punto de vista.
  5. Haga cosas que disfrute. Reserve un espacio en su semana para hacer cosas que disfruta, ya sea hacer ejercicio, practicar un pasatiempo o ver una película.
  6. Trate de mantener una relación de camaradería e incluso fomentar el vínculo fuera del ámbito laboral.
  7. Intente cuidarse, hacer ejercicio, Llevar una dieta equilibrada, dormir un mínimo de 6 horas.
  8. Reserve uno o dos días a la semana para desconectar totalmente de las tareas rutinarias.

Consejos para empezar bien en un nuevo empleo

Consejos para empezar bien en un nuevo empleo

Comenzar un nuevo empleo siempre es una aventura emocionante. Sin embargo, debes tener presente que tu comportamiento en los primeros días en la oficina determinará qué tipo de imagen como empleado generarás en tu jefe y nuevos compañeros de trabajo. Es importantre tener un buen aterrizaje dentro de la nueva empresa, algo que no siempre ocurre y a lo que hay que prestar extrema atención. Para ayudarte a superar con éxito este periodo de adaptación, te animamos a seguir estos  consejos:

  • La realidad es que los recién llegados no son recibidos siempre en el equipo con flores y los brazos abiertos. Si hay mucho que hacer, el nuevo representa una carga porque primero tiene que integrarse. Habla con tu jefe sobre los primeros días: infórmate sobre el proceso de integración y pide material para poder prepararte.
  • Dedica tiempo a conocer la cultura de la empresa, la normativa por la que se rigen y la metodología de trabajo establecida.
  • Tómate tu tiempo para ir introduciendo cambios. Si tu puesto es de responsabilidad y quieres plantear cambios, hazlo de forma paulatina, teniendo en cuenta la cultura empresarial y la opinión del resto de trabajadores.
  • No hables más de la cuenta sobre tu antiguo trabajo. Sea para bien o para mal, no es recomendable hablar demasiado sobre tus antiguos jefes y compañeros, así como desvelar datos relevantes de tu antigua empresa.
  • Haz preguntas. Es mejor preguntar primero cómo hacer algo, antes que hacerlo por tu cuenta y cometer un error. Sin embargo, antes de pedir ayuda a un compañero, asegúrate de buscar una solución previamente.
  • No llegues tarde. La puntualidad será de los rasgos más apreciados por tu jefe. Si bien todos podemos tener algún inconveniente, intenta llegar en hora al menos durante la primera semana.
  • No te vistas inapropiadamente. Vístete formalmente y acorde con los estándares de la compañía.
  • Recuerda los nombres de tus compañeros y jefes. Hazte un esquema de la oficina y ubica a cada persona en tu plano con su respectivo nombre.
  • Escucha, escucha, escucha. Los primeros días en tu nuevo trabajo deberás escuchar y aprender más que hablar y participar. Haz notas de toda la nueva información que recibas así hará tu trabajo mucho más fácil en el futuro.
  • Observa rápido, juzga despacio. No hagas juicios apresurados sobre las personas que te rodean o situaciones.
  • Te resultará más sencillo integrarte en el equipo de trabajo si participas en los actos sociales de la empresa, sean oficiales o no. Compartir el momento del desayuno, ir a las comidas de empresa, etc…
  • Si te ves abrumado por la cantidad de información nueva que debes conocer, por ejemplo, sobre la política interna, informes antiguos o proyectos que debes de tomar como referencia, no es mala idea que, durante unos días, llegues un poco antes a la oficina para dedicarle tiempo a esas lecturas, mientras te tomas un café.
  • Puede que tu nuevo empleo no sea el trabajo de tu vida, no esté bien pagado y no te llene como quieres, pero debes valorar la suerte de tener la oportunidad de trabajar, ganar dinero, desarrollarte profesional y personalmente, conocer gente, aumentar tu red de contactos, ampliar tu currículum y adquirir experiencia. Pensar en eso seguro que te ayuda a prepararte para tu nuevo empleo.

Por último recuerda que todos hemos sido «los nuevos» en alguna ocasión y demuéstrale a tu jefe que ha tomado la decisión correcta al contratarte.