El objetivo de toda empresa es vender su producto para obtener un beneficio. Nosotros, como consumidores, quizás alguna vez nos hayamos preguntado cuáles son las técnicas utilizadas por las empresas para fijar dichos precios. Las más habituales son la fijación de precios basada en los costes y la fijación de precios basada en la competencia. Normalmente, todo precio tiene una historia que lo justifica detrás. El azar en este tema no existe, pues todas las empresas estudian meticulosamente cuál ha de ser el precio de sus productos.
La razón por la cual un cliente potencial opina que un producto es caro, es muy simple: el costo que debe asumir para adquirirlo supera el beneficio que percibe. Como podemos ver, es algo subjetivo. Si todas las personas, por ejemplo, solo compraran los productos por tener el precio más bajo, no veríamos a la industria del lujo florecer, incluso en las crisis más duras de la economía mundial. De hecho las grandes marcas de julo, nunca bajan sus precios.
Vivimos en un mundo empresarial muy competitivo, de grandes producciones, poco diferenciadas, donde para crear valor añadido, se tiene que hablar siempre de la solución que se ofrece, más que del producto.
Pero ¿Y si hablásemos de una camiseta blanca? Cuello redondo, manga corta, patrón recto y hecha 100% de algodón. La prenda más sencilla posible. La camiseta que tenemos y hemos tenido todos. Como puede ser que por internet se pueda comprar por 1€, en alguna tienda deportiva por 4€ y si es de una gran marca (aunque no se vea) por 500€.
Si hablamos del tercer caso, gastar mucho en algo tan básico es un acto elitista, es querer vestir de una marca, de un sello, aunque no ofrezca una mejor estética.
¿Lo caro es sinónimo de mejor? ¿Lo caro es sinónimo de justo?
Si bien la palabra “caro” es subjetiva, el precio de la tela, el hilo, la fabricación de patrones, la maquinaria y los demás gastos no lo son. Es curioso que nos llame la atención el precio de una camiseta cuando es desorbitado hacia arriba y no cuando es irrisorio hacia abajo.
Una camiseta fabricada de forma sostenible con el medio ambiente y respetuosa con quienes trabajan para confeccionarla (salarios dignos y condiciones de trabajo adecuadas) siempre resultará necesariamente más cara, que la que vale 1€.
Algo falla en nuestro interior cuando viendo estos precios, uno puede poner en duda dónde empieza el marketing y dónde acaba la calidad/ética.
Según mi opinión tan cara es la camiseta de 1€, como la de 500€. La del valor más elevado lo es porqué su precio no es objetivo y seguramente es injustificado. La más económica, porqué si quieres que una prenda sea sostenible, no puedes pretender que sea baratísima.
La ética es un tema crítico en la fijación de precios porque la ética y la legalidad no son sinónimos. Un precio no ético no siempre es un precio ilegal. En muchos casos, depende de nosotros decidir dónde está la línea… Los mercados están lanzando su propuesta para afrontar la degradación medioambiental, la deslocalización industrial, el bienestar animal o la explotación de los trabajadores, en nuestro poder esta elegir el mundo en el que queremos comprar.
La compra de un producto ya no solo se puede guiar por criterios racionales (que definen si el producto satisface necesidades), criterios económicos (que definen si el producto ofrece una buena relación calidad/precio), o criterios simbólicos (que definen si el producto me aporta felicidad), sino también por supuestos criterios éticos (que nos hacen percibir que el producto es bueno para el mundo).