Womenomics

Womenomics

Una de las mayores transformaciones sociales durante los últimos 40 años ha sido la incorporación masiva de mujeres al mundo del trabajo remunerado. Sin embargo, el número de mujeres en posiciones ejecutivas es aún pequeño, en todo tipo de organizaciones, en prácticamente todo el mundo. Una nueva corriente de pensamiento y acción en los negocios considera que esto representa un enorme despilfarro de talento.

El concepto que juega con los términos women (mujeres) y economic (economía). La teoría que lo sustenta va más allá de las tradicionales reivindicaciones de los movimientos feministas o las organizaciones de mujeres que enarbolan derechos sociales o argumentos de igualdad de género. Womenomics se centra exclusivamente en números: es decir en la evidencia de que a medida que crece la implicación de las mujeres en la economía, se incrementa el Producto Interior Bruto de los países. El concepto fue acuñado por Kathy Matsui y sus colegas del todopoderoso banco de inversiones Goldman Sachs.
Otro referente sobre el tema es Shinzo Abe, el primer ministro de Japón, que ha declarado su intención de promover la igualdad de género en el mercado laboral bajo la política de womenomics. Según sus cálculos, la plena incorporación de las mujeres a la fuerza laboral puede incrementar el PIB nipón hasta en un 15%. Japón ha necesitado muchos años y un cambio de gobierno para aceptar lo que los mercados están demandando cada vez con más insistencia: la mujer es una fuente de riqueza que los países están desaprovechando.

Desde el punto de vista macroeconómico, la demografía está convirtiendo la demanda de mujeres en una necesidad. Una forma de discriminación positiva que reporta beneficios, como resaltar las cualidades asociadas al liderazgo femenino: más prudencia inversora a la hora de asumir riesgos, gestión más eficiente de equipos, etc.
Mirándolo a nivel microeconómico, más mujeres en el mundo empresarial es sinónimo de más ingresos y más dinamismo económico. Algunas investigaciones apuntan que los préstamos concedidos a empresas con miembros femeninos entre su cúpula de dirección tenían un porcentaje de devolución mucho mayor que aquellas que estaban sólo regentadas por hombres.

En fin, que haya más mujeres en la dirección de las organizaciones no es una cuestión de género, sino que es una cuestión de negocios. La competencia entre empresas, en el ámbito global, es tal, que es imprescindible movilizar al máximo el talento disponible. Y las mujeres representan, por lo menos, el 50% del talento potencial. Éste es un tema perenne, que ahora se acelera como consecuencia de la movilización de talento que explota a escala global. Así, diversos referentes subrayan que la próxima revolución económica consistirá en entender el rol vital de la mujer en la empresa y en los mercados, tanto desde el punto de vista de su capacidad de influencia en las decisiones de compra (como consumidoras) como, sobre todo, desde su aportación de una forma distinta de crear, dirigir, liderar y desarrollar proyectos empresariales (como directivas y empresarias).

No se trata de sustituir un modelo de economía masculina (manonomics) por uno de economía femenina (womenomics), sino de ser género-bilingüe en esta cuestión, y aprovechar la energía que deriva de ser iguales y diferentes al mismo tiempo. Las empresas, las universidades, las organizaciones en general, deberán cambiar cómo funcionan si quieren sacar el máximo provecho del talento de las mujeres; deben entender que hay otros modelos de carrera profesional posibles, alternativos al actual, que ha sido construido exclusivamente a partir de la visión masculina de la cuestión.