A veces des de los partidos políticos, los sindicatos, las instituciones públicas o los medios de comunicación, piden exceso de responsabilidades o culpan a los empresarios de problemas de la sociedad de forma muy gratuita, creándoles mala fama.
Seguramente todos conoceremos a algún empresario con malas prácticas como: no pagar las horas extras, permitir la brecha salarial de género, generar un alto nivel de contaminación, etc… pero ni mucho menos estas excepciones pueden representar a un colectivo, tan relevante en nuestra vida laboral.
Winston Churchill dijo “Muchos miran al empresario como el lobo al que hay que abatir; otros lo miran como la vaca a la que hay que ordeñar; pero muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro”.
Analizando esta frase, tan desagradable como real y aunque tenga muchos años, actual, me aparecen dos preguntas:
¿Quién piensa que se deben abatir los empresarios? Ellos dinamizan la economía, crean empleo, generan riqueza.
¿Quién piensa que se puede ordeñar a un empresario? Obviamente deben pagar impuestos y colaborar en la economía del país, pero un empresario, por ejemplo, con demasiadas cargas fiscales, tiene muy complicado sobrevivir.
Los empresarios, a través de los centros de trabajo, son los mejores vehículos para redistribuir la riqueza. Las empresas son el mejor instrumento para hacer justicia social, y la mayor garantía para que los países progresen y se desarrollen equilibrada y democráticamente, cordialmente entre sus habitantes.
Y la única parte de la frase que me gusta “el caballo que tira del carro”. Pues sí, por norma general ser un empresario supone:
- Requerir una gran dedicación. La vida del empresario es muy dura, sobre todo en los momentos iniciales de la creación de un negocio. Se sabe cuándo se empieza a trabajar pero no cuándo se acaba.
- Desarrollar muchas aptitudes y ser capaces de ponerlas en práctica todas a la vez. Un empresario es padre, médico, psicólogo, administrador, obrero, chofer, estratega, electricista, pintor, es consejero, es un amigo.
- Un empresario debe conocer como la palma de su mano el ámbito en el que trabaja. Formarse y renovarse continuamente para controlar la evolución del mercado.
- Asumir riego económico, tanto como inversión inicial, como soportar la variaciones de ingresos de un mes a otro, la morosidad de los clientes, etc
- Pagar todos los costos del negocio: impuestos, seguros, sueldos, locales y otros servicios, etc
- Convivir con la incertidumbre con respecto al crecimiento y consolidación del proyecto empresarial, siendo los responsables últimos de cada decisión, de cada éxito y de cada fracaso.
- Tener un alto grado de auto exigencia y disciplina.
- Cumplir con las normas y estándares de calidad.
- Trabajar para la satisfacción de los «mini-jefes» que son los clientes.
- Tratar con las reclamaciones de los trabajadores, porque estos sentirán que los están explotando, sin entender que el empresario está compartiendo el beneficio y no el riesgo con ellos.
Ser empresario no es fácil. Además, si las cosas le salen bien, aparecerá la envidia en su entorno y muchos le acusaran de fraude, de tener enchufes, de tener suerte, y le criticaran por todo. Y si salen mal, le dirán que es tonto porque ya se veía a venir.
Por todo ello, ser empresario es una de las labores más honrosas y dignas de admiración que existen. Por eso, ¡los felicito, los admiro, los aplaudo y los respaldo! ¡Gracias por ser un empresario!
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